Algunos museos albergan reconstrucciones de la bicicleta de Leonardo, como esta que se encuentra en el Museo Leonardo Da Vinci de la localidad de Vinci, Italia |
Una búsqueda por Internet arrojó que la página era auténtica y que se había publicado por primera vez en la obra en tres tomos Leonardo, editada por Ladislao Reti en Milán en 1974. La imagen en cuestión era poco conocida porque la obra recopilaba varias páginas de apuntes de Leonardo Da Vinci que hasta el momento habían permanecido inéditos. Por ese motivo, en inglés se había publicado bajo el título The Unknown Leonardo (‘El Leonardo desconocido’).
La bicicleta misteriosa
Para mi sorpresa, en uno de los sitios que visité encontré que una de las páginas de apuntes inéditos de Leonardo contenía un boceto de una bicicleta. Se trataba de una bicicleta con cadena y pedales, cosa insólita ya que el primer antecesor reconocido de la bicicleta es la Laufmaschine o draisine, patentada por el alemán Carl von Drais en 1818, que no tenía ninguno de esos agregados modernos y debía ser impulsada por los pies del usuario.Los apuntes inéditos de Da Vinci
Ahora, ¿de dónde venían estos apuntes de Leonardo que no habían sido publicados hasta 1974, uno de los cuales tenía un dibujo de una bicicleta?Réplica (caja en forma de libro) del Codex Atlanticus realizada por Mario Taddei. Foto: Mario Taddei |
Como Leonardo escribía en las dos caras de las hojas de papel, el recopilador montó las páginas originales en una especie de folios con un rectángulo calado en el centro, de manera que pudieran verse las dos caras de cada hoja. Excepto algunas hojas que del lado del revés no habían sido dibujadas por Leonardo, sino por sus alumnos. En esos casos las hojas fueron montadas de manera que solo la cara dibujada por el maestro fuese visible: la otra cara del folio no fue calada.
El resultado de esa decisión fue que los garabatos atribuidos a los alumnos de Leonardo permanecieron incógnitos hasta la década de 1960, cuando el Codex Atlanticus fue desmontado para su restauración por iniciativa del ingeniero Nando di Toni y el investigador André Corbeau.
La hoja que nos interesa data de alrededor de 1492 y se le ha asignado el número 133. De un lado tiene dibujos en tinta atribuibles a la mano de Leonardo: bocetos de artefactos destinados a mejorar las fortificaciones costeras. Del otro lado hay garabatos varios (algunos obscenos) y, en el extremo superior derecho, el boceto de la bicicleta. La bicicleta tiene dos ruedas alineadas, con rayos; manubrio, asiento, dos pedales y transmisión de cadena con tracción en la rueda trasera. Los pedales tienen, como en las bicicletas modernas, unas bielas fijadas a un plato dentado en el cual se engancha la cadena. En cuanto al manubrio, no queda claro si tiene la capacidad de hacer doblar la rueda delantera o si es fijo.
El famoso boceto del reverso del folio 133, atribuido a Leonardo Da Vinci, quien en esta oportunidad exhibe la habilidad artística de un niño de cinco años |
Mecanismos con cadenas y ruedas dentadas en el folio 10r del Códice Madrid (Tomo I) |
El 15 de abril de 1974, en Vinci, el historiador literario Augusto Marinoni, uno de los autores de la voluminosa obra Leonardo, reveló al mundo el boceto de la bicicleta durante una conferencia sobre los Códices Madrid. Simultáneamente estaba en prensa el segundo tomo de Leonardo, precisamente aquel que contenía una reproducción del boceto de la bicicleta y donde había colaborado Marinoni.
Una bicicleta, en el otro sentido del término
Sin embargo, diversos involucrados en la restauración del Codex Atlanticus y en la edición de Leonardo, como la historiadora de arte Anna Maria Brizio, el editor Ladislao Reti y el ingeniero Nando di Toni, no creyeron en la autenticidad del boceto de la bicicleta y se generó una pequeña batalla de acusaciones y réplicas entre ellos y Marinoni. Era cierto que el Codex había estado en restauración cerca de diez años, y que durante ese tiempo las páginas habían ido y venido por distintas localidades de Italia, por lo que había un amplio y confuso margen para discutir si la bicicleta había sido «plantada» en el folio 133 o no.En 1978, el historiador de arte Carlo Pedretti publicó un catálogo de las hojas restauradas del Codex Atlanticus donde describía su contenido, no sin quejarse de la mala calidad de la restauración.
Pedretti también había tenido acceso al Codex antes de su restauración, en 1961. En esa oportunidad no había podido examinar directamente el reverso del folio 133, ya que se encontraba cubierto, pero sí había mirado el folio a trasluz para ver qué había allí. En el lugar donde debía estar la bicicleta solo había visto dos círculos y unas pocas líneas, que le parecieron ser «el comienzo de algunos diagramas geométricos». No había ni asiento, ni manubrio, ni rayos en las ruedas, ni cadena, ni pedales, ni nada que hiciera pensar en una bicicleta.
Marinoni también le replicó a Pedretti en defensa de la autenticidad de la bicicleta, pero, de acuerdo con Pedretti, el esbozo de 1961 estaba realizado con un trazo denso y oscuro, y de haber existido más líneas en ese entonces, hubiese debido verlas fácilmente.
Al comparar el apunte que hizo Pedretti de las líneas que vio en 1961 con el boceto de la bicicleta publicado en 1974 parece evidente que alguien aprovechó los dos círculos originales para dibujar las ruedas de la bicicleta, agregándoles rayos, y las pocas líneas restantes para ejecutar el manubrio y el sostén del asiento, añadiendo después los pedales, la cadena y el resto de los detalles.
De acuerdo con el profesor Hans-Erhard Lessing, que trató este tema en una conferencia que tuvo lugar en Glasgow en 1997, «el o los falsificadores hicieron un uso económico de las líneas que ya estaban presentes, […] lo que explica lo idiosincrático del diseño del manubrio».
Algo más tarde, Lessing supo por medio de Paolo Galluzzi, director del Istituto e Museo di Storia della Scienza, que la tinta de los bocetos del folio 133 había sido analizada y que en su composición entraban ingredientes que recién habían sido incorporados a la tinta a partir del siglo XIX.
¿Por qué?
¿Por qué alguien iba a tomarse el trabajo de garabatear una bicicleta en el reverso del folio 133 del Codex Atlanticus y atribuírsela a Leonardo?Personalmente creo que tiene razón el profesor Lessing: «la competencia entre las naciones industrialistas [europeas] que llevara a la Primera Guerra Mundial creó mitos de prioridad chovinistas, por lo general difundidos con el fin de atribuirle la prioridad al país del falsificador».
Carl von Drais sobre su Laufmaschine o draisiana |
La draisiana alemana se patentó en 1817.
En 1891, el periodista francés Louis Baudry de Saunier publicó en su libro Histoire de la Vélocipédie que el conde Mede de Sivrac había inventado en 1791 el célérifère, una bicicleta sin pedales, lo que daba la prioridad de la invención de la bicicleta a Francia. Pero en 1976 se comprobó que era mentira.
Similarmente, en 1927 el británico Herbert O. Duncan publicó en su libro The World on Wheels una ilustración de una proto-bicicleta inglesa que dataría de 1642, lo que le daba clara prioridad al Reino Unido, aventajando a Francia. Décadas después se demostró que también era un bulo.
Y, finalmente, en 1974 se presentó la «bicicleta de Leonardo» haciéndola remontarse a 1492, lo que debía convencer al resto del mundo de que la prioridad sobre la invención de la bicicleta la tenía Italia. ¿Acaso Leonardo Da Vinci no era un gran inventor?
De acuerdo con lo último que supe de Augusto Marinoni, sigue afirmando que la bicicleta del Codex Atlanticus es auténtica.
Una verdadera bicicleteada.
cuando se creo
ResponderBorrarEn 1817. Fue la draisiana del barón Carl von Drais, que no tenía pedales.
BorrarMuchas gracias Gabriela, muy interesante
ResponderBorrar¡De nada! =)
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